lunes, 18 de abril de 2016

EL PULSO DE LA VIDA


El corazón humano es el órgano principal de nuestro sistema circulatorio... es el motor de nuestro cuerpo, y ni de día ni de noche dejará de latir, garantizándonos la vida...

Su ciclo de funciones está conformado por dos movimientos subsecuentes:

1. La sístole.- Que se presenta cuando el corazón se "contrae" con el fin de expulsar la sangre hacia los tejidos.

2. La diástole.- Cuando el corazón se relaja para recibir la sangre, procedente de los diversos tejidos.

El corazón provee de sangre purificada a todo nuestro cuerpo, conduciéndola ordinariamente por nuestras arterias (a diferencia de las venas, es decir, de esos vasos que recogen la sangre, poco oxigenada, y que la conducen de regreso para ser purificada).... Esta expansión de nuestras arterias puede sentirse, es a lo que llamamos comúnmente "pulso". Se trata, pues, de una comprobación de las funciones de nuestro corazón y de sus latidos que nos vivifican.

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El día y la noche son el "pulso de la vida"...

A veces, el día funge como la sístole de nuestra existencia. Nos contraemos, es decir, hacemos un esfuerzo para irrigar vida al mundo: Trabajamos, convivimos, damos frutos...

A veces, la noche funge como la diástole. Nos relajamos: Retornamos a nuestros hogares, descansamos, dormimos y nos purificamos, con el fin de retornar al día siguiente con las fuerzas necesarias para continuar viviendo...

Como podrá avistarse, el orden podría variar si se descansa de día, y se trabaja de noche. 

Como sea, tarde o temprano moriremos, y en este mundo se dará nuestra diástole definitiva... pero la fe nos consuela, y nos aclara que en la otra vida tendremos una sístole eterna... donde con Dios gozaremos, y con Él viviremos... para nunca más morir...



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