domingo, 13 de marzo de 2016

¡ME ENCANTA JESÚS!


Quinto Domingo de Cuaresma. ¡Como siempre, la liturgia es tan rica, y nos da tanto para profundizar en ella!

Hoy, San Juan nos narra un pasaje único, en ningún otro Evangelio encontraremos el evento: Le presentan a Jesús una mujer sorprendida en flagrante adulterio (ver Jn 8, 1-11).

El texto comienza diciendo que el Señor se retiró al Monte de los Olivos, y los escribas y fariseos, abordándolo, piden su opinión ante tal "aberración"...

Y desconcierta, ya que según el libro del Levítico (uno de los cinco libros de la famosa Torá, o Ley de los judíos), menciona que tanto el varón como la mujer que cometieran adulterio deberían morir a causa de su pecado (ver Lv 20, 10). Es verdad, le presentan a la mujer pero... ¿Y dónde quedó el varón?

La verdad no era tanto que desearan cumplir la ley, aquellos viejos, tanto en años como en crímenes, sólo querían ponerle a Jesús una trampa para poder acusarlo...

Y es que, si el Maestro decía: "Sí, matemos a esa pecadora"... ¿Dónde quedarían sus piadosos sermones y sus parábolas tan cargadas de "misericordia"? Y si por otro lado, Él declaraba que no había que apedrear a aquella mujer... ¿Cómo entender aquello de que Él no había venido a abolir la ley y los profetas, sino a darles cumplimiento y plenitud?

¡Me encanta Jesús!

Ciertamente, le concedían dos opciones: "A" y "B". Ambas respuestas podrían condenarle, ambas podrían conducirlo a Él mismo hacia la muerte... ¡Qué preguntas éstas! ¡Capciosas, por donde se les mire!

Pero Jesús, después de tomarse un tiempo prudente, y de agotar la "paciencia" de sus adversarios al escribir en el suelo... contesta serenamente:

"Aquel que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

Ni "A" ni "B"... ¡"C"!

Así fue como todos, comenzando por los más viejos, se retiraron de allí sin lastimar a la mujer...

Finalmente, Jesús deja claro que no aprueba el pecado... pero anima al pecador a cambiar su vida...

¡Qué gran enseñanza nos deja hoy el Divino Maestro! ¡Ojalá todos aprendiéramos del Señor!

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