domingo, 16 de abril de 2017
EL ORDEN... ES DE DIOS
El momento que tanto esperábamos ha llegado: Nuestro Señor, rompiendo las ataduras del pecado y de la muerte, se ha levantado triunfante del Sepulcro... ¡Ha resucitado!
El Evangelio de hoy, el que se sugiere para las misas matutinas, el de San Juan capítulo 20, nos presenta lo sucedido el primer día de la semana... luego del festejo pascual y del descanso sabático, tres personajes se presentan ante el sepulcro, y los tres manifiestan diferentes posturas ante lo acontecido:
1. María Magdalena.- Es la primera en llegar al sepulcro, pero al darse cuenta de que la piedra ha sido removida, corre a la casa donde se encontraban los discípulos y les dice: "Se han llevado el cuerpo del Señor, y no sabemos dónde lo habrán puesto".
2. Pedro.- Aunque llega después que el discípulo amado, es el primero en entrar al sepulcro. San Juan apunta que "miró los lienzos puestos en el suelo y el sudario que sostenía la cabeza, doblado en sitio aparte".
3. Juan.- Su nombre no figura en el relato, pero la tradición eclesiástica lo ha identificado como el discípulo "a quien Jesús amaba" y "el que se recostó sobre el pecho del Señor, durante la Cena". Él llega primero al sepulcro, pero no entra... sin embargo, una vez que entró el Príncipe de los apóstoles, también pasa... a diferencia de los dos personajes anteriores, "vio" y "creyó".
Y he aquí, como hemos dicho, que aunque los tres presenciaron el mismo evento, sólo uno, dejando de lado las dudas, se atrevió a dar un paso firme y de fe, y es que "aún no habían comprendido las Escrituras" ni cómo debían cumplirse con el Resucitado...
Esto es maravilloso, pero hay un punto en el cual quisiera detenerme y compartirlo con ustedes el día de hoy: Los lienzos acomodados y el sudario doblado, fueron los signos "externos" que ayudaron a que se diera un movimiento "interno" para creer... Es decir, el orden en que fueron encontradas estas mortajas, es lo que provocó ese "paso firme" para desechar la idea de que el cuerpo hubiera sido robado, y de que Jesús había cumplido su palabra, resucitando "al tercer día".
¡El orden es de Dios! ¡El orden nos lleva a Dios!
Cabe preguntarnos si el hogar donde vivimos, si el lugar de trabajo donde laboramos, si el espacio donde convivimos, o la comunidad donde compartimos la fe, son lugares donde se respira el orden.
Los lienzos acomodados "hablaron" de la realidad de un Cristo resucitado... El desorden de nuestros "lienzos", ¿de qué estarán "hablando"?
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