lunes, 3 de abril de 2017
LÁZARO: ¡SAL FUERA!
Quinto Domingo de Cuaresma... con el favor de Dios estamos ya muy cercanos a concluir el tiempo litúrgico de preparación a la Celebración por excelencia de nuestra fe. La próxima semana aclamaremos a Jesús con nuestros Ramos.
El Evangelio de este día es muy rico. Los invito a que, juntos, nos quedemos con alguna de sus enseñanzas y logremos así una lectura provechosa de sus páginas:
Capítulo 11 de San Juan. Con la narración de este prodigio, el apóstol amado del Señor concluye la primera parte de su Buena Nueva (el libro de los signos), y se prepara para narrar su segunda parte: El libro de la Gloria.
Siete son las señales con las que, en orden ascendente, nos va presentando siete grandes verdades acerca de quién es Jesús (San Juan omite, intencionadamente, el término "milagro"):
1. Las bodas de Caná.
2. La curación del hijo del funcionario real.
3. La curación del paralítico de Betesdá.
4. La multiplicación de los panes.
5. Jesús camina sobre las aguas.
6. La curación del ciego de nacimiento.
7. La resurrección de Lázaro.
Con la exposición de esta última señal, sin duda la más extraordinaria de todas las descritas, San Juan quiere dejar bien claro que Jesús es "la resurrección y la vida". Por ello, con este portento, espera que todo discípulo pueda manifestar finalmente su fe y exclamar, así, como lo hizo Marta: "Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir a este mundo".
Después de una pintoresca y emotiva narración, San Juan nos dice cómo Jesús "les dijo" que desataran a su querido amigo, para que pudiera andar... ¿A quiénes se refería?
Aunque el Evangelio no lo dice textualmente, podemos comprender que Jesús se lo ordenaba a sus Apóstoles. De hecho, unos cuantos capítulos más adelante, nos dirá que el Señor confió a sus amigos, luego de pasar por su propia resurrección y de soplar sobre ellos infundiéndoles su Espíritu Santo: "A quienes les perdonen sus pecados, les quedarán perdonados" (Jn 20, 23). San Mateo, por su parte, dirá: "Lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo... y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mt 18, 18).
A ti, querido "Lázaro", también hoy Jesús te dice: "Sal fuera"... Los sacerdotes, sucesores de los Apóstoles, te esperan en el confesionario, listos para quitar tus vendas... y puedas andar...
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