lunes, 2 de julio de 2018

EL SABOR AMARGO DE LA DERROTA


No, no me refiero a que perdió tal o cual candidato. Quienes bien me conocen, saben que llevo con bastante precaución y sigilo el tema de la política. Aquí sólo traigo a colación las actitudes y comportamientos que, como Nación, dejamos sentir ante el Mundo en la presente Jornada Electoral.

Triste, desilusionado, apesadumbrado, resentido... ¡Sería imposible decir que éstas fueron las elecciones que todos esperábamos! Independientemente del resultado o de quién ahora quedará revestido con la Banda Tricolor, es increíble cómo a plena luz del día, descaradamente... vamos, hasta alardeando con el lujo del cinismo, mucha gente "de adentro" (me refiero a aquellos que fueron escogidos para recibir los votos del pueblo; observadores y funcionarios de casilla), o "de afuera" (electores culpables, sorprendidos en flagrancia; secuaces del crimen organizado, etc.), cooperó para seguir enturbiando y destruyendo la imagen democrática que se supone que rige a nuestra tan dolida Patria.

La tecnología, los diversos medios de comunicación, las redes sociales... ¿Qué no bastan como "prueba" para darnos cuenta del ejercicio inútil de estas elecciones? 

¿De qué sirvió que muchísimas personas grabaran con sus celulares y publicaran al instante las múltiples infracciones que sufrieron antes, en y después de la Jornada electoral?

¿Acaso luego de ver cómo se robaban urnas, compraban votos, inutilizaban boletas, usurpaban identidades, o hasta usaban la violencia para evitar el cumplimiento de nuestro compromiso ciudadano, no pasará nada?

¿Para qué sirve la FEPADE? ¿Quedarán impunes los delitos que publica en su página oficial? (Si desea consultarlos, dé click aquí)

Pero bueno... No importa: Hoy juega México... así que, ¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos! (1 Co 15, 32)