domingo, 28 de mayo de 2017
A LOS 40 DÍAS
Domingo de Ascensión.
La Palabra de Dios nos ofrece una excelente descripción de cómo los apóstoles, después de haber convivido con el Señor resucitado por un espacio de 40 días, se reunieron en el Monte donde Él los había citado, y aunque algunos se postraron para adorarle, otros titubeaban... luego de recibir instrucciones precisas, y tal vez sin asimilar aún lo profundo de su misión, se quedaron mirando al Cielo, contemplando cómo se alejaba su Divino Maestro, y he aquí que dos mensajeros vestidos de blanco llamaron su atención y les confirmaron que aquél que ahora se alejaba, volvería tal cual lo habían visto partir...
¡Qué de puntos tenemos aquí para reflexionar! Hoy, sólo quiero detenerme un poco en el listado de los 40 días descritos.
El número es simbólico, por supuesto que no tiene una connotación literal. En la Sagrada Escritura, el número 40 aparece más de cien veces, y siempre en momentos claves. Por poner algunos ejemplos:
- Los días del Diluvio universal fueron precisamente 40 (Gn 7, 12).
- El Patriarca Isaac tenía 40 años cuando se casó con Rebeca (Gn 25, 20).
- Moisés guió al pueblo 40 años por el desierto, hasta llegar a la Tierra Prometida (Ex 13, 17).
- 40 días pasó Moisés en el Monte, antes de recibir las tablas de la Ley (Dt 9, 9 - 11).
- Moisés vivió 120 años (40 como egipcio, 40 como pastor de Madián, y 40 en su travesía por el desierto; Hch 7, 20 - 40).
- Los espías israelitas pasaron 40 días recabando información y alimentos de la Tierra Prometida (Num 13, 25).
- Goliat, el gigante filisteo, desafió por 40 días al campamento israelita, y fue vencido por David (1 Sam 17, 26).
- Saúl reinó 40 años (Hch 13, 21), lo mismo David (1 Re 2, 11), y su hijo Salomón (1 Re 11, 42).
- Elías caminó 40 días hasta llegar al Monte de Dios (1 Re 19, 8).
- Jonás predicó en Nínive que, si no se arrepentían, su Ciudad sería destruida a los 40 días (Jon 3, 4).
- Jesús fue presentado en el Templo a los 40 días de nacido (Lc 2, 22).
- 40 días los pasó en el Desierto, ayunando (Mt 4, 2).
- Y antes de subir a los Cielos, se dejó ver por espacio de 40 días (Hch 1, 3).
Para los judíos, este número tenía una significación de "tiempo de prueba"; pero también se entendía como "un tiempo conveniente o necesario"; y finalmente, como un "tiempo perfecto", es el "tiempo de una generación".
Como sea, hoy celebramos el Ascenso de Jesús, y con este paso a la "nueva dimensión", se marca a la vez el fin de su misión y el inicio de la nuestra... porque si Él se fue, es para que nosotros continuemos su obra...
40 días: ¡El tiempo perfecto para iniciar!
miércoles, 24 de mayo de 2017
¿ QUÉ SON 24 AÑOS ?
Sólo son 288
meses, 8 760 días, 210 240 horas, 12´ 614 400 minutos, o 756´ 864 000
segundos...
Suena bastante,
¿Verdad?
Pues ése es el
tiempo que ha transcurrido desde que un hombre bueno, un insigne Pastor de
nuestra comunidad arquidiocesana, fuera privado de su vida de la manera más vil
y cobarde aquel oscuro 24 de mayo de 1993...
El Sr. Card. D.
Juan Jesús Posadas Ocampo, quien ostentó el cargo de VIII Arzobispo de
Guadalajara, esperaba en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad al entonces
nuncio apostólico D. Jerónimo Prigione, ya que éste presidiría por vez primera
la memoria de los Beatos Mártires Cristóbal Magallanes y compañeros, recién
elevados a los altares apenas hacía seis meses...
El nuncio nunca
llegó... o se regresó del Aeropuerto… realmente no es el momento de analizar
este evento...
Volvamos al
tema: Fue allí, en el estacionamiento del Aeropuerto, a plena luz del día,
cuando unos sujetos con armas de grueso calibre, descargaron al menos 52
disparos, asesinando en el acto al Sr. Cardenal y a su chofer, indirectamente
también mataron a otras dos personas, procedentes de Sinaloa, y otras dos
personas que dejaron heridas... 38 impactos de bala sobre el Grand Marquis
blanco en el que viajaba, y 14 tiros, prácticamente a quemarropa, sobre el
Purpurado...
De todo esto doy
fe... cuando era seminarista, tuve la oportunidad de ver los estragos que
aquellas balas dejaron sobre los asientos del automóvil (llenos de sangre), las
ropas desgarradas y los zapatos agujerados del Sr. Cardenal...
Cuando se
hicieron las averiguaciones en el lugar de los hechos, se encontraron otros
vehículos estacionados con fusiles de asalto AK 47 ("cuernos de
chivo"); un rifle M 16; tres pistolas: 9 mm, 45 y 38 súper; nueve granadas
de fragmentación; seis chalecos antibalas; setenta cargadores para AK 47 y para
las pistolas mencionadas; setecientos ochenta y nueve cartuchos útiles de
diversos calibres; dos escáneres y cuatro teléfonos celulares...
Si ya todo esto
era digno de asombro y consternación, lo fueron más aún las ridículas
explicaciones que se dieron a los hechos... teorías tan absurdas como "fue
la masonería" (ex Presidente Carlos Salinas de Gortari), o "fueron los
Arellano Félix" (Procuraduría General de la República PGR), o la versión
más sonada de "lo confundieron con el Chapo Guzmán", sólo sirvieron
para darle al pueblo mexicano "un taco para masticar", sumergido en
la impotencia y en la certeza de que probablemente nunca se conozca
oficialmente la verdad de un "caso cerrado sin cerrar" (aunque,
bendito sea Dios, nunca han faltado banderas que se elevan valientes clamando
por justicia)...
24 años ya... y,
¿Qué? ¿Cuántos más?
domingo, 14 de mayo de 2017
YO SOY EL CAMINO
En el Evangelio de este domingo, tomado del capítulo 14 de San Juan, Jesús hace una aseveración interesantísima: se auto define como el "Camino", la "Verdad", y la "Vida".
Por esta ocasión, sólo me detendré a analizar la primera parte.
Se entiende por "camino" una vía, un sendero, una pista, o una travesía por donde se camina habitualmente; pero también se entiende como una jornada, un itinerario, un viaje, un trayecto, una ruta o hasta un método, una forma, o un medio que se sigue para conseguir algo.
Desde estas dos maneras de comprender al "camino" podemos avistar qué quiso decir Jesús, cuando Tomás, su apóstol más curioso, le increpaba por no saber a dónde iba ni cuál era el camino que debía tomar para llegar a su destino...
Jesús dice: "Yo soy el camino" porque, efectivamente, Él es el único sendero que debemos seguir para llegar al Padre.
En la vida ordinaria, todo camino nos conduce a algún sitio, pero no todos nos llevan al destino más indicado, ni todos son seguros, ni todos se transitan de la misma manera. Algunos son fáciles y otros difíciles de seguir; unos son ásperos, desérticos, cenagosos; unos son cortos y otros son muy largos... en fin, cuando Cristo se auto define como "El Camino", no da opciones a "otros caminos". No es uno entre tantos. Es el único.
También debemos comprender que en este, nuestro itinerario hacia la vida eterna, Cristo es el único medio con el que contamos para conseguir nuestra salvación. Por eso, Jesús aclara: "Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre".
Por lo tanto, si tenemos clara cuál es nuestra meta, seguiremos con gusto y esperanza el camino que nos conducirá hasta ella...
¡Aleluya!
domingo, 7 de mayo de 2017
TENER OVEJAS NO TE HACE PASTOR
Cuarto Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor.
La Liturgia de este día (tan rica, como siempre), nos
presenta, entre muchas otras cosas, algunos términos pastoriles... de entre
ellos, señalemos dos de los más importantes:
1. Que Jesús es el Buen Pastor, el que da la vida por sus
ovejas...
2. Que éstas escuchan su voz y... le siguen...
Nosotros, felices "hijos de banqueta", tan
ajenos y tan apartados de las realidades nómadas o campiranas, sabemos muy poco
realmente del "pastoreo", de los "rebaños", o de los
"rediles"... sin embargo, sí comprendemos suficientemente que el
término "pastor", actualmente, es "extensivo" a muchas de
nuestras realidades:
- Los sacerdotes son pastores para sus feligreses.
- Los padres de familia lo son para sus hijos.
- Los patrones para sus trabajadores.
- Las autoridades gubernamentales para sus ciudadanos.
- Los catequistas para sus catequizandos...
Y, en sentido opuesto, las "ovejas" también lo
son. Así:
- Los parroquianos son ovejas para sus sacerdotes.
- Los hijos lo son para sus padres.
- Los trabajadores para sus patrones.
- Los ciudadanos para sus gobernantes.
- Los catequizandos para sus catequistas...
Ya habrá oportunidad para entretenernos criticando a las
ovejas. En honor del título que ostenta este Domingo Litúrgico ("Domingo del Buen Pastor), quisiera
detenerme hoy solamente en analizar a los pastores:
Un pastor, un auténtico pastor, no se conforma con
"poseer" un rebaño. El pastor no es un "asalariado", al que
no le importan las ovejas. La labor de éste se reduce a un "trabajo que se
remunera"; por ello, si se ve envuelto en algún peligro, corre por su vida,
y olvida desamparadas a las que mantenía bajo su "cuidado"...
Un verdadero pastor no se aprovecha irracionalmente de
sus ovejas. No las engorda con la única intención de llevarse con ellas un banquete
especial. No las trasquila insensiblemente, con tal de ganarse unos centavillos
a expensas de su lana...
Un pastor vela por sus ovejas, las alimenta, las
cuida, las protege... en pocas palabras: las apacienta...
Y es que, digámoslo claramente, el simple hecho de tener
ovejas no transforma automáticamente al susodicho en un "pastor".
Entonces, siguiendo nuestro propuesto esquema,
"padre de familia" no es solamente el que ha colaborado donando su
semilla para engendrar hijos... "patrón" no sólo es el dueño de
una empresa... "gobernante" no es el que ostenta el título y el
puesto en las sillas presidenciales, o en los curules de nuestras cámaras...
"catequista" no es todo aquel que se para al frente de un grupo para
"predicar"...
¡Ah, los pastores! Los pastores sólo lo son en la medida del Buen
Pastor:
- Párroco es el que se esfuerza porque sus fieles escuchen, comprendan y vivan la Palabra de Dios; quien edifica no sólo edificios materiales, sino el que construye la Comunidad...
- Padre de familia es quien engendra,
sustenta, educa y acompaña a sus hijos a conseguir sus metas y lograr sus
ideales...
- Patrón es el responsable de su empresa,
el que forma, capacita, certifica y reconoce los logros de sus trabajadores...
- Gobernante es quien ha sido elegido para
ostentar títulos y dirigir una nación, un estado, o un municipio... pero más lo
es quien se preocupa por mantener entre sus ciudadanos el bien común, por
defender las leyes justas, y por proponer iniciativas que contribuyan al
bienestar de aquellos que lo han elegido, y de forma democrática...
- Catequista es, ciertamente, el que predica o enseña la
Palabra, pero no se olvida de preparar sus sesiones, se capacita cada día más y
mejor y tiene más que claro que hablar con Dios es primero que hablar de Él a
sus destinatarios...
Quizás tú y yo, querido lector, de alguna u otra manera
fungimos como pastores...
¿Cómo estás viviendo tu misión?
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