domingo, 14 de mayo de 2017

YO SOY EL CAMINO


En el Evangelio de este domingo, tomado del capítulo 14 de San Juan, Jesús hace una aseveración interesantísima: se auto define como el "Camino", la "Verdad", y la "Vida".

Por esta ocasión, sólo me detendré a analizar la primera parte.

Se entiende por "camino" una vía, un sendero, una pista, o una travesía por donde se camina habitualmente; pero también se entiende como una jornada, un itinerario, un viaje, un trayecto, una ruta o hasta un método, una forma, o un medio que se sigue para conseguir algo.

Desde estas dos maneras de comprender al "camino" podemos avistar qué quiso decir Jesús, cuando Tomás, su apóstol más curioso, le increpaba por no saber a dónde iba ni cuál era el camino que debía tomar para llegar a su destino...

Jesús dice: "Yo soy el camino" porque, efectivamente, Él es el único sendero que debemos seguir para llegar al Padre.

En la vida ordinaria, todo camino nos conduce a algún sitio, pero no todos nos llevan al destino más indicado, ni todos son seguros, ni todos se transitan de la misma manera. Algunos son fáciles y otros difíciles de seguir; unos son ásperos, desérticos, cenagosos; unos son cortos y otros son muy largos... en fin, cuando Cristo se auto define como "El Camino", no da opciones a "otros caminos". No es uno entre tantos. Es el único.

También debemos comprender que en este, nuestro itinerario hacia la vida eterna, Cristo es el único medio con el que contamos para conseguir nuestra salvación. Por eso, Jesús aclara: "Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre".

Por lo tanto, si tenemos clara cuál es nuestra meta, seguiremos con gusto y esperanza el camino que nos conducirá hasta ella...

¡Aleluya!

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