Cuarto Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor.
La Liturgia de este día (tan rica, como siempre), nos
presenta, entre muchas otras cosas, algunos términos pastoriles... de entre
ellos, señalemos dos de los más importantes:
1. Que Jesús es el Buen Pastor, el que da la vida por sus
ovejas...
2. Que éstas escuchan su voz y... le siguen...
Nosotros, felices "hijos de banqueta", tan
ajenos y tan apartados de las realidades nómadas o campiranas, sabemos muy poco
realmente del "pastoreo", de los "rebaños", o de los
"rediles"... sin embargo, sí comprendemos suficientemente que el
término "pastor", actualmente, es "extensivo" a muchas de
nuestras realidades:
- Los sacerdotes son pastores para sus feligreses.
- Los padres de familia lo son para sus hijos.
- Los patrones para sus trabajadores.
- Las autoridades gubernamentales para sus ciudadanos.
- Los catequistas para sus catequizandos...
Y, en sentido opuesto, las "ovejas" también lo
son. Así:
- Los parroquianos son ovejas para sus sacerdotes.
- Los hijos lo son para sus padres.
- Los trabajadores para sus patrones.
- Los ciudadanos para sus gobernantes.
- Los catequizandos para sus catequistas...
Ya habrá oportunidad para entretenernos criticando a las
ovejas. En honor del título que ostenta este Domingo Litúrgico ("Domingo del Buen Pastor), quisiera
detenerme hoy solamente en analizar a los pastores:
Un pastor, un auténtico pastor, no se conforma con
"poseer" un rebaño. El pastor no es un "asalariado", al que
no le importan las ovejas. La labor de éste se reduce a un "trabajo que se
remunera"; por ello, si se ve envuelto en algún peligro, corre por su vida,
y olvida desamparadas a las que mantenía bajo su "cuidado"...
Un verdadero pastor no se aprovecha irracionalmente de
sus ovejas. No las engorda con la única intención de llevarse con ellas un banquete
especial. No las trasquila insensiblemente, con tal de ganarse unos centavillos
a expensas de su lana...
Un pastor vela por sus ovejas, las alimenta, las
cuida, las protege... en pocas palabras: las apacienta...
Y es que, digámoslo claramente, el simple hecho de tener
ovejas no transforma automáticamente al susodicho en un "pastor".
Entonces, siguiendo nuestro propuesto esquema,
"padre de familia" no es solamente el que ha colaborado donando su
semilla para engendrar hijos... "patrón" no sólo es el dueño de
una empresa... "gobernante" no es el que ostenta el título y el
puesto en las sillas presidenciales, o en los curules de nuestras cámaras...
"catequista" no es todo aquel que se para al frente de un grupo para
"predicar"...
¡Ah, los pastores! Los pastores sólo lo son en la medida del Buen
Pastor:
- Párroco es el que se esfuerza porque sus fieles escuchen, comprendan y vivan la Palabra de Dios; quien edifica no sólo edificios materiales, sino el que construye la Comunidad...
- Padre de familia es quien engendra,
sustenta, educa y acompaña a sus hijos a conseguir sus metas y lograr sus
ideales...
- Patrón es el responsable de su empresa,
el que forma, capacita, certifica y reconoce los logros de sus trabajadores...
- Gobernante es quien ha sido elegido para
ostentar títulos y dirigir una nación, un estado, o un municipio... pero más lo
es quien se preocupa por mantener entre sus ciudadanos el bien común, por
defender las leyes justas, y por proponer iniciativas que contribuyan al
bienestar de aquellos que lo han elegido, y de forma democrática...
- Catequista es, ciertamente, el que predica o enseña la
Palabra, pero no se olvida de preparar sus sesiones, se capacita cada día más y
mejor y tiene más que claro que hablar con Dios es primero que hablar de Él a
sus destinatarios...
Quizás tú y yo, querido lector, de alguna u otra manera
fungimos como pastores...
¿Cómo estás viviendo tu misión?
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