No suelo publicar artículos que no son de mi autoría, pero por esta ocasión hago una excepción, pues me parece realmente importante compartirles una Carta que hizo uno de mis muy queridos ex compañeros...
La "cristianofobia" crece poco a poco entre nuestro pueblo. He aquí las palabras del Párroco del Sagrado Corazón de Jesús, en Balcones de la Cantera, Zapopan:
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Hoy son los cohetes, mañana serán las campanas,
luego las
procesiones, las manifestaciones de fe y de piedad,
luego será la fe...
Hace algunos días, el gobierno de Zapopan prohibió, después de las 10:00 pm, y antes de las 8:00 am, la pirotecnia en este Municipio, poniendo como argumento las molestias que esto ocasiona a los vecinos… y a los perros.
Muchas personas piensan que somos nosotros, los curas, los que promovemos el ruido y el desorden en la sociedad, pasando por alto los usos y costumbres de nuestro pueblo. Ahora piden que estemos alegres… pero en silencio, sin manifestarlo. No se dan cuenta que es la misma gente la que manifiesta su alegría, su fe y su piedad a través de estos signos, que son una tradición en nuestro País y, sobre todo, en colonias populares como la nuestra. Las campanas y los cohetes son instrumentos para llamar a la comunidad, para anunciar que algo importante está sucediendo. Anuncian las alegrías y tristezas de la comunidad.
Estoy consciente de las molestias que ocasiona el ruido
para las personas que no comparten nuestra alegría, y por eso tratamos de
limitarnos en el exceso de ruido a deshoras de la noche o la madrugada; pero aquí
hay un asunto más de fondo: El problema no es el ruido, sino quién lo provoca,
y al parecer cuando es provocado por una Parroquia esto molesta aún más. Puede
haber bares, antros, autos con sonidos muy altos, familias celebrando algún
evento, salones de fiestas... y hay tolerancia. Pero cuando es un Templo
católico, el asunto se agranda más, muchos elevan su voz para protestar. Y es
que cada vez más estamos entrando en una época de “cristianofobia”, como en
Países de Europa, el sólo hecho de creer en Dios es un motivo de mofa, de burla,
de escarnio público, un signo de pura estupidez, y cualquier cosa que hagamos o
digamos será tomado a mal por una sociedad cada vez más anticristiana y, por lo
tanto, anticlerical. Y pongo un ejemplo: Durante las últimas semanas se ha ido
la luz eléctrica por causa de algunas personas que se cuelgan y sobrecalientan
los transformadores, y nadie dice nada. Anoche tuvimos un incidente con el
castillo, y se fue la luz por poco más de una hora. Varias personas vinieron a
reclamar y a amenazarnos. Bueno, lo entiendo, y fue una sola vez. Además, fue
algo accidental. Para quemar un castillo las personas necesitan tener un
permiso de la SEDENA (Secretaria de la Defensa Nacional), de Protección Civil,
Policía y Bomberos. Otro ejemplo: Muchas noches tenemos que escuchar música a
altas horas de la madrugada, de vecinos que tienen fiestas (comprendo su
alegría y tolero), pero si nosotros cada año celebramos a nuestro Santo Patrón,
el Sagrado Corazón de Jesús, en un ambiente sano, eso sí es muy molesto para
algunas personas. Ahora, que estamos en fiestas patronales, han venido dos
veces inspectores y la última vez con una patrulla de policías. Al parecer
ahora nosotros somos los delincuentes. Anoche, en concreto, vino la patrulla a
callar y a advertir a doña Josefina y al equipo de cocina, que estaba levantando
su puesto de enchiladas, pero a pocas cuadras de aquí, hasta las tres de la
mañana, estuvo una banda tocando. ¡Ah, pero ellos no molestan!
En mi estancia aquí, en esta Parroquia (7 años), he visto
de todo: Asesinatos, violaciones, robos, peleas entre pandillas y entre
vecinos, accidentes donde ha habido muertos (algunas personas han muerto en mis
brazos), y la policía siempre llega tarde. Gracias a Dios ha disminuido la
delincuencia en nuestra Colonia, parece que hay un poco más de paz, no como
quisiera, pero ahí vamos, poco a poco. ¿A qué se debe esto? Sin dudarlo, y con
toda seguridad lo digo: A la presencia de Nuestro Señor Jesucristo en las
calles, en las familias, en cada persona. Cada vez son más los fieles que se
acercan a Él. Pero para nuestras autoridades y para algunos vecinos eso no
cuenta: Ahora, nosotros somos los delincuentes, los peligrosos, los que hay que
estar vigilando.
Por lo de la pirotecnia, en concreto, la podemos quitar y
no pasa nada, pero desde ahora lo advierto: Luego nos obligarán a enmudecer las
campanas, nos prohibirán las procesiones, nos quitarán el derecho que tenemos a
manifestar nuestra fe, nuestra piedad y nuestra alegría. ¡Algunas personas no soportan
ver alegres a los demás! Otras, siguiendo el ejemplo de Judas Iscariote, el
ladrón, preguntan por qué con lo que se gasta en el castillo no se ayuda mejor
a los pobres (ver Mt 26, 9). Y no quisiera hablar de la Pastoral Social que
hacemos como Parroquia, porque “no debe saber tu mano izquierda los que hace la
derecha” (Mt 6, 3). Pero yo sí preguntaría qué hacen por su comunidad los que nos critican.
Y a la pregunta que muchos hacen: ¿Se puede ser cristiano sin pirotecnia, sin campanas, sin ruido? Yo respondo que sí. Dios nos sigue amando con o sin cohetes, con o sin campanas. Pero si la gente se calla, las piedras gritarán (Lc 19, 40).
Respetamos, como buenos ciudadanos, las leyes y
reglamentos de nuestras autoridades, pero sí pedimos un poco de tolerancia y
respeto para llevar a cabo la evangelización en nuestra comunidad, así como
nosotros respetamos y toleramos a quienes nos rodean.
Dios los bendiga a todos.
Su servidor en Cristo:
Pedro Alvarado González
Párroco del Sagrado Corazón de Jesús
Balcones de la Cantera, Zapopan
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