domingo, 28 de enero de 2018

PONIENDO "ORDEN"



“En el principio”

Entre otras posibles descripciones, los diccionarios definen al “orden” como una “situación o estado de normalidad o funcionamiento correcto de algo”. Teniendo clara esta definición, podemos comprender cómo Dios, al inicio de todos los tiempos y a través de su Santo Espíritu, puso orden en el caos.

El libro del Génesis describe que, en el principio, “la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas se cernían sobre la faz del abismo” (Gn 1, 2). Y en medio de este caos, de todo este desorden, “el espíritu de Dios se movía sobre las aguas”. Esta bella imagen nos aclara cómo Dios es diferente al desorden y no se confunde con él… cómo Dios, que es orden, no tolera ni convive con el caos. Su Espíritu se movía “sobre las aguas”, es decir, estaba por encima de ellas, como una barca bien hecha, firme y segura, que flota sobre el mar, o incluso sobre aguas turbias y contaminadas, y puede transitar con libertad, flotando y sin afectarse…

El texto continúa, dice que la tierra estaba “desordenada” y “vacía”, por eso Dios, a través de su Espíritu, comienza a darle orden y a llenarla: Como quien entra a una habitación oscura y revuelta, primero enciende la luz (Gn 1, 3), y luego separa, coloca en su sitio, y hasta adorna su espacio (Gn 1, 4 ss).

Obra del Padre, por medio de su Espíritu

En el post anterior adelantábamos cómo nuestro Dios es Uno, pero también es Trino. Esto quiere decir que diferenciamos a Dios, pero no en cuanto a su ser (el Padre es Dios; el Hijo es Dios; y el Espíritu Santo es Dios), sino en cuanto a su obrar. Sin embargo, cada obra de cada una de las Personas Divinas, no se realiza en solitario, sin involucrar a las demás: El Padre crea, pero lo hace con el Espíritu y por medio de su Hijo, que es la Palabra; El Hijo redime, pero cumpliendo la voluntad de su Padre, y nos envía al Espíritu; finalmente, el Espíritu santifica, pero proviene del Padre y del Hijo, y así colabora con ellos en este único acto de amor por la humanidad.

Volviendo al texto del libro del Génesis, es verdad que no se menciona explícitamente al Espíritu Santo, ni su autor, que muy probablemente lo escribió a más de mil años del Nuevo Testamento, estaba describiendo a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, pero una vez que esta verdad ha sido revelada por Jesús, podemos comprenderla y fácilmente aplicarla a los pasajes que describimos en este texto.

El Padre creó todo, por medio de su Palabra (del Hijo), y su Espíritu "aleteaba sobre la superficie de las aguas"…

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