lunes, 25 de septiembre de 2017
TRABAJAR... POR EL REINO
Domingo 25 del Tiempo Ordinario. La Liturgia de este día nos presenta un tema importantísimo y sumamente actual: El Trabajo por el Reino. No se trata de cualquier "trabajo", no se nos describe sólo aquella actividad humana, desgastante y tenaz, que ordinariamente recibe una simbólica remuneración.
Aquí se habla de ese trabajo que aprovecha para la eternidad, de aquella labor generosa que es útil y necesaria para alcanzar la salvación.
San Mateo, el Evangelio que hemos estado leyendo domingo a domingo durante este ciclo litúrgico, nos describe, con una hermosa parábola, cómo el dueño de la viña no tolera a los ociosos. De hecho, nos presenta a este aguerrido patrón en su búsqueda diligente por cinco horas de reclutamiento: al amanecer, a media mañana, a medio día, a media tarde y, finalmente, al caer la tarde (ver 20, 1 - 16).
Al principio, promete "un denario" (una moneda de plata, equivalente al salario de un día laboral. En México, su valor oscilaría en los $ 80 pesos). Luego, "lo que sea justo". A los demás, sólo los invita.
Y he aquí cómo, al final del día, pide a su administrador que pague a todos los trabajadores su jornal. Los primeros creyeron que recibirían más, sin embargo, también se les dio "un denario". El descontento de los osados trabajadores, ni tardo ni perezoso, apremia, pero el dueño de la viña, de la manera más cordial posible, le responde: "Amigo... yo no te hago ninguna injusticia". El precio acordado se ha respetado, y él sólo ha querido dar a los últimos lo mismo que a los primeros...
¡La lógica divina! Por ello, el profeta Isaías nos recuerda: "Sus planes no son mis planes, sus caminos no son mis caminos" (Is 55, 6 - 9).
Y nosotros... ¿Qué trabajo por el Reino estamos realizando?
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