lunes, 3 de octubre de 2016
MANUAL DEL SACRISTÁN (Quinta Parte)
MISIÓN DIFÍCIL
Son varias las razones por las cuales no es fácil ejercer el ministerio de sacristán. Enumeremos sólo cinco:
a) Se le deja solo
La gente, en general, no tiene conciencia de que toda la Iglesia es servidora, a imagen de Cristo, Servidor; ni reconocen los servicios que prestan a la comunidad los ministros de la Pastoral. Aumentemos a esto que algunos sacerdotes en ocasiones tienen demasiada cautela o desconfianza para delegar ministerios, por sus experiencias pasadas, y que creen que funcionan mejor con encargos que pueden considerarse "dueños" del Templo, aunque acaben obrando todo de forma independiente...
No hay mentalidad ni práctica de corresponsabilidad de parte de todos, y de este modo se cargan todas las responsabilidades posibles al sacristán.
b) Se le considera "lejano" o "raro"
Hay una tendencia, en ocasiones inconsciente, a considerar al sacristán como "casi clérigo"; o bien, como una persona que "no alcanza" a realizar los trabajos del común de los demás. Éstos, son dos peligros en los que puede caer el mismo sacristán: Muchas veces su función se reduce al Templo, sin proyección a la comunidad y sin relación al apostolado. Siendo una persona tan visible, sus defectos se hacen muy notorios, y pueden crear una imagen suya falsa ante los demás.
c) Su trabajo es poco deseado
Hay miedo al fracaso, a no saber cumplir con sus deberes, a cansarse incluso antes de realizar el trabajo, a perderse en mil detalles inútiles, a no saber cómo relacionarse con los sacerdotes (y es que en algunas ocasiones "los cambian tan rápido"). Siendo un servicio a la comunidad, no existe un pago adecuado por sus actividades, se confunde con un "apostolado" y por tal motivo en ocasiones se les deja sin las debidas prestaciones laborales, seguro social, etc. En repetidas veces los hemos escuchado, diciendo: "Mucho trabajo... y poca remuneración"...
d) Acarrea riesgos
Un auténtico sacristán es responsable del patrimonio religioso de su comunidad, incluyendo por sobre todo al Santísimo Sacramento. Además, su excesivo trabajo puede hacer que disminuya su atención a su familia y a sus demás trabajos. También corre el peligro de "familiarizarse con lo sagrado", al punto de perder la sensibilidad religiosa o caer en la rutina y olvidar el respeto que la Casa de Dios merece...
e) Es un servidor público
Muchas personas los rechazan porque "es uno de ellos", porque en ocasiones no tienen suficiente formación intelectual, porque debido a su fidelidad no cumple caprichos, porque si ama lo sagrado rechaza lo profano... El sacristán debe luchar a menudo contra muchos malos entendidos, y ser firme ante muchos criterios que pueden exigirle pronto mandato. Tristemente, algunos, debido a tanta presión, terminan por hacerse "tímidos", "enojones" o "miedosos"...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario