lunes, 24 de octubre de 2016
MANUAL DEL SACRISTÁN (Decimotercera Parte)
b) Las Campanillas
Se utilizar para invitar al recogimiento y la oración, advertir el momento de la Consagración, y expresar el júbilo religioso por la presencia del Señor. Conviene tener series de diverso sonido para las procesiones eucarísticas (esto se consigue fácilmente usando campanillas de diverso tamaño y / o material), sobretodo en la de Corpus, o durante el Gloria de la "Misa de Gallo" en Navidad, o de la Vigilia Pascual.
Hay que comprobar que el sonido no llegue a turbar la oración o molestar los oídos de los participantes; no es muy conveniente tener una campana bastante grande para dar un toque a la hora de la "epíclesis", la Consagración, las Procesiones o la Bendición Eucarística, a menos que el templo sea muy grande y lo justifique.
c) Vinajeras
Los recipientes para contener el vino y el agua deber ser de vidrio, y de una capacidad regular. No deben ser de latón o cobre, pues crean sarro y producen óxido con el ácido del vino.
d) Crucifijos e imágenes
El Crucifijo, después del altar, del ambón y del Sagrario, es el principal objeto del presbiterio.
Nos recuerda que en el altar se ofrece el mismo sacrificio de Cristo en el Calvario. No debe ser una Cruz sin Cristo, ni un Cristo sin cruz.
En la medida de lo posible deben evitarse otras imágenes, pues aunque sean bellas no persiguen el objetivo de provocar devociones personales. Por su colocación y visibilidad debe apreciarse su relación directa al altar.
Debe ser suficientemente grande, de preferencia fijo, para evitar movimientos que distraigan.
En cuanto a las imágenes, se prefieren las del Titular de los Templos. Antes de colocarse, deben bendecirse. Procurar que sean dignas, y de preferencia pocas. No existen normas acerca de su estilo o material.
Lo que sí debe garantizarse es que no sean "raras" ni desacostumbradas (por su advocación, forma, indumentaria, o puedan conducir a errores teológicos o doctrinales innecesarios). Tampoco se deben quitar todas las imágenes, pues los Santos son para todos un ejemplo a seguir, y tener alguna imagen facilita una buena oportunidad para venerarlos.
No debe haber dos imágenes del mismo Santo o de la misma advocación de la Virgen María en el Templo (esto acarrea frecuentes preguntas innecesarias y absurdas). No se deben exponer las imágenes de los siervos de Dios, aún sin beatificar...
Como norma general: Hay que saber que tanto las imágenes como los demás objetos litúrgicos, vestiduras y vasos sagrados, pierden la bendición si decaen en su forma primitiva, si ya no son aptos para su uso, si se deshacen, si tuvieron usos indecorosos, o fueron expuestos a venta pública. Si no se rehacen, se queman; sus cenizas deben ser puestas en la piscina o sepultarse; nunca deben darle uso profano...
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