jueves, 6 de octubre de 2016

MANUAL DEL SACRISTÁN (Séptima Parte)


CUIDAR Y ATENDER LA SACRISTÍA

La sacristía posee una dignidad especial, por ser como la "antesala" del lugar más sagrado. Precisamente eso significa su nombre: "Sacristía" = "Cercano a lo Sagrado".

Es el lugar destinado para guardar los objetos y vestiduras sagradas, y donde ordinariamente se revisten los Ministros. También es el lugar donde por excelencia desarrolla su misión el sacristán.

Según la tradición romana, pueden existir dos sacristías: La "sacristía mayor", y la "sacristía de trabajo".

Ls sacristía mayor es como una capilla cercana al presbiterio, incluso cuenta con un altar y un crucifijo, en la cual se debe guardar la debida reverencia y silencio. La sacristía de trabajo es la sala donde se realizan las demás funciones de preparación a las celebraciones.

a) La sacristía mayor

La sacristía mayor requiere atención "de capilla". Debe tener un crucifijo (o una imagen sagrada que inspire devoción), en un lugar central y perfectamente visible. Puede contar, además, con una pileta de agua bendita, para poder signarse al entrar o salir, recordando el propio bautismo.

También existen algunas con "piscina" o un pequeño lavabo con desagüe a tierra para el agua de las purificaciones de vasos sagrados y purificadores, y con una campanilla pequeña para indicar el momento de salir, o para pedir silencio antes o después de las celebraciones.

Debe contar con una mesa o repisa para revestirse; algún taburete adecuado para preparar el cáliz, un pequeño armario para los corporales, purificadores, palias y purificadores que necesiten limpieza. Debe tener al alcance la "Agenda Litúrgica" o el calendario con las indicaciones sobre las fiestas propias, la libreta o las tarjetas con las intenciones... Algunas suelen contar con los cuadros y el nombre del Santo Titular y del Obispo Diocesano, los Sacerdotes Párrocos, o las oraciones de preparación y acción de gracias para antes o después de las celebraciones. Todo esto puede realizarse en una gran cómoda central...

Se requiere, además, de un closet o armario de seguridad, para guardar mejor las cosas que tienen cierto valor. Es muy importante señalar que los objetos que se usan frecuentemente deben guardarse a parte de los que raramente se necesitan.

En los cajones de la gran cómoda se deben guardar los ornamentos, es decir, los lienzos o vestiduras sagradas preciosas o bordadas. Es mejor tenerlas extendidas que dobladas. Las capas pluviales y las casullas pesadas no deben colgarse, se rompen, se rasgan y vencen los ganchos. Entre cada una de éstas se puede colocar una tela ligera, evitando incidentes ocasionales.

En el closet se deben colgar las casullas y albas de uso ordinario. De preferencia, hay que acomodarlas por tallas, o por color, poniendo si es preciso, breves indicaciones en las perchas que las sostienen. También deben guardarse (de preferencia separadas), las sotanas, cotas, estolones, y vestiduras de los acólitos y demás ministros.

En armario seguro se guardan, como en caja fuerte, los cálices, copones, patenas, llave del Sagrario, crismeras, relicarios, y todo lo que requiera especial seguridad. Puede haber otro espacio para purificadores y corporales limpios y sucios, manutergios, cerillos, mechas para la lámpara del Santísimo, vinajeras, hostias y vino de consagrar... También podría contener una estantería para entronizar la Palabra de Dios, así como para guardar adecuadamente el Evangeliario, los Leccionarios y Misales, los Rituales y demás libros.

Incluso, puede reservarse un lugar especial y seguro para colocar el equipo de sonido y sus respectivos cables y micrófonos. De preferencia, que no sea un lugar de fácil acceso; así, una vez calibrado, se conservará el volumen y registros necesarios, garantizando una buena sonorización. Conviene, además, que haya un lugar para lavarse las manos, toallas limpias, jabón y espejo para revisar el porte antes de salir, y un reloj con funcionamiento adecuado.

La sacristía mayor debe estar siempre aseada y ordenada, y conservar un clima de oración y silencio.

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