sábado, 12 de marzo de 2016

ENSEÑAR AL QUE NO SABE


"Quien instruye a la muchedumbre para alcanzar justicia, 
brillará como estrella en el firmamento" 
(Dn 12, 3)

Carlos es un niño muy inteligente, siempre ha obtenido excelentes notas y frecuentemente lo ponen en cuadro de honor. Aprende muy rápido, y no le cuesta mucho asimilar sus materias. ¡Hasta ha ganado concursos a nivel estatal!

En cambio, Rosita y Perla, aunque se esfuerzan mucho para entender las matemáticas, no lo consiguen tan fácilmente. A veces, se reúnen para discutir cómo hacer las operaciones, y realmente sufren un poco de frustración, y sienten que les duele la cabeza, al intentar una y otra vez, pero sin tanto éxito, llegar a la respuesta correcta.

Carlos sabe del esfuerzo de sus compañeritas, por eso quiso apoyarlas. Una mañana, durante el recreo, se ofreció para ayudarles a hacer la tarea. La maestra les había dejado una serie de operaciones, y algunas eran de raíz cuadrada, y sin usar la calculadora... Al principio, Rosita y Perla desconfiaban de él, porque pensaban que tal vez sólo querría burlarse de su pobre desempeño académico... pero luego, al ver la sinceridad de su propuesta, aceptaron su ayuda.

Quedaron de verse a las cinco de la tarde, en casa de Perla. Los demás, llegaron muy puntuales. Entonces, Carlos, como era su costumbre, pidió al Espíritu Santo que les acompañara durante su estudio... y con gran dedicación y paciencia, les fue enseñando paso por paso, la técnica para resolver las operaciones.

Rosita y Perla estuvieron muy felices, no sólo por ver el enorme "10" que puso la maestra en su libreta de matemáticas, sino por haber aprendido la forma de hacer las operaciones. Carlos, por su parte, está muy contento, él sabe que desde hoy sus compañeritas... ¡Ya saben!

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