María tiene 9 añitos. En su
escuela les habían dejado una tarea para realizarla en equipos: Debían hacer
una maqueta con el tema “La Primavera”. Junto a otros tres compañeritos,
quedaron de verse en casa de Graciela, y llevando lo que habían acordado para
realizarla.
Llegaron muy puntuales, y
después de saludar a la mamá de su compañerita, se reunieron en el patio de la
casa, sentados en círculo…
Ya estaban por comenzar el
trabajo, cuando de pronto se escuchó el llanto del hermanito de Graciela… tenía
algunos días enfermito y le costaba mucho poder descansar…
A Jaimito, uno de los niños
del equipo, le pareció que aquel llanto era bastante molesto. Un tanto
indignado, dijo: “Mejor nos hubiéramos visto en otra casa”.
Pero María le hizo ver que el
llanto del niño pasaría, que no tenía que sentirse mal por ello: “No es tan
difícil, concéntrate en el trabajo y verás cómo poco a poco te sentirás mejor”.
Y así fue, la mamá de Graciela
atendió al bebito, y pronto pasó aquel incidente.
Saber sufrir los defectos de
los demás también es una Obra de Misericordia…
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