Cuando los árboles o arbustos han madurado
son capaces de producir frutos.
Según la estación y de acuerdo a su semilla,
cada uno de ellos da, como resultado de un proceso de crecimiento, su fruto
particular.
Estos frutos son tan variados... los hay de muchos tamaños, colores, sabores, olores, y cada uno aporta propiedades y vitaminas especiales.
En nuestra vida espiritual sucede
lo mismo: Cuando un cristiano ha madurado en su fe, es capaz de dar fruto. La
vida nueva que el Espíritu ofrece a los que se dejan conducir por Él los hace
capaces de ofrecer esta misma vida a los demás.
Los frutos del Espíritu Santo son:
1. Caridad
2. Gozo
3. Paz
4. Paciencia
5. Mansedumbre
6. Bondad
7. Benignidad
8. Longanimidad
9. Fe
10. Modestia
11. Continencia
12. Castidad.
Hoy, celebramos llenos de gozo la Solemnidad de las Cosechas, el Domingo de Pentecostés.
Ya es hora de que la semilla que Él mismo puso en ti empiece a dar sus frutos...
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