miércoles, 8 de junio de 2016

CELEBRACIONES MARIANAS




“Después Jesús dijo al discípulo:
Ahí tienes a tu Madre…”
(Ver Jn 20, 27)

María

Los Evangelios nos presentan a María como “la Madre de Jesús”. Una mujer sencilla, de la región Norte de Israel, llamada Nazaret. Desposada con un varón justo, llamado José. Atenta a la voz del Señor y solícita madre de familia: preocupada por cumplir la ley y también por transmitírsela a su Hijo, actuando y… sin hacer ruido… ¡Fue la Virgen del silencio!

María no sólo es grande por haber dado a luz al Salvador… El Evangelio de San Lucas dice que, en una ocasión, alguien le gritó a Jesús: “Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron”, a lo que el Señor contestó: “Dichosos más aún los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Ver Lc 11, 27 – 28).

Así pues, María es dichosa primero por cumplir lo que Dios le anunció (Ver Lc 1 – 2), y también lo es por ser la Madre de Nuestro Señor Jesucristo: En medio de dificultades, privaciones, ignorancia, injusticias y satisfacciones, fue haciendo vida el Plan Divino, guardando todo en su corazón (Ver Lc 2, 19).

Acompañó a su Hijo hasta su muerte y, después, unida a los discípulos, aguardó la venida del Espíritu Santo, inaugurando así la etapa de la Iglesia y comprometiéndose también con la Evangelización…

Grande es, pues, la Santísima Virgen María, y nosotros la recordamos con mucho cariño a lo largo del año litúrgico, reservando algunas celebraciones en su honor.

Las Fiestas Litúrgicas

Hay que entender, primero, que el Año Litúrgico celebra principalmente el Misterio de Jesús, nuestro Señor, y que todas las demás fiestas (las marianas y las de los Santos), solo unidas a Él acompañan la celebración de nuestra fe.

Tres son los grados de importancia en nuestras celebraciones:

a) Solemnidades.- Son las más importantes, comienzan a celebrarse desde la Víspera (la tarde anterior a la celebración).
b) Las Fiestas.- Son importantes, también, pero sólo se festejan el día en cuestión.
c) Las Memorias.- Sin dejar de ser importantes, pueden omitirse o cambiarse, de acuerdo al lugar o a la conveniencia litúrgica pastoral.

Solemnidades

Como se ha adelantado, son las celebraciones más importantes, y comienzan a festejarse desde la víspera. 4 de éstas son dogmas, es decir, verdades de fe, convenientes y necesarias para la mejor “inteligencia” de nuestra religiosidad:

1. La Inmaculada Concepción (8 de diciembre).
2. Santa María, Madre de Dios (1 de enero).
3. La Anunciación del Señor o la Encarnación (25 de marzo).
4. La Asunción de María (15 de agosto).

En México, por ejemplo, también es Solemnidad: Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre), por su importancia en la evangelización de nuestro pueblo y su Patrocinio.

Fiestas

Importantes celebraciones, se festejan sólo el día en cuestión:

1. La Presentación de Jesús o la Candelaria (2 de febrero).
2. La Visitación de la Virgen María (31 de mayo).
3. La Natividad de la Virgen María (8 de septiembre).

Memorias

Pueden cambiarse, a elección del Celebrante. Las más importantes (no las únicas), son:

1. La Presentación de la Virgen (21 de noviembre).
2. Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero).
3. Inmaculado Corazón de María (Sábado posterior al Corazón de Jesús).
4. Nuestra Señora del Carmen (16 de julio).
5. Dedicación de la Basílica de Santa María (5 de agosto).
6. Santa María, Reina (22 de agosto).
7. Nuestra Señora de los Dolores (15 de septiembre).
8. Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre).

A María encomendamos nuestra vida. Ella, que supo ser la discípula siempre fiel, nos alcance la gracia de ser discípulos y misioneros comprometidos…

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