Para quienes tenemos más de treinta años, estaremos de acuerdo en que nuestro mundo pareciera ir "de prisa"... la ciencia y la tecnología han avanzado, las comunicaciones son más eficientes, las distancias se han acortado... pero, contrastando, también se están poniendo en duda o incluso se están olvidando principios básicos y valores fundamentales de la familia y de la sociedad.
Me gustaría compartir con ustedes tres rubros importantes para reflexionar:
1. Hoy se defiende lo absurdo y se pone en duda lo evidente.
Pareciera que a fuerza de "calzador" se están queriendo colocar diversas ideologías en la mente y en la cultura de los individuos. Con ese afán de evitar las represiones (auténticas anarquías disfrazadas de "progreso"), se van inventando nombres o construyendo teorías que logran imponerse, incluso con el apoyo de la ley. Las minorías parecen prevalecer, ignorando al sentido común.
2. Hoy se aplaude lo vil y se execra lo sagrado.
Todo lo que huela a incienso y sepa a rompope está "pasado de moda"... así que en miras a conseguir el "libre pensamiento", vale la pena promover campañas "anti clericales": cuerpos desnudos, palabras altisonantes, marchas obscenas, profanaciones y sacrilegios... ¡Lo que sea necesario para lograr ser "independientes" y "autónomos"!
3. Hoy se elaboran químicos "saludables" y se ingieren productos "tóxicos".
Cremas, shampoos, acondicionadores, desodorantes, mascaras, lipsticks, detergentes y muchos otros productos de limpieza o cuidado personal con extractos de frutas, verduras o cereales, placentas o vísceras incluso humanas... pero comemos carnes sintéticas, verduras transgénicas, y bebidas gasificadas, vitaminadas o energizantes... artificiales...
¿Qué clase de sociedad estamos formando?
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