En el X Domingo ordinario escuchamos a San Lucas, quien
nos relató en su Evangelio (Ver Lc 7, 11 - 17) cómo Jesús, entrando en una
ciudad llamada "Naím", contempló una marcha fúnebre... se trataba del
hijo único de una pobre viuda...
El Divino Maestro, compadeciéndose, se acercó a la mujer
y le dijo: "No llores"... luego, tocando el féretro, llamó al
difunto: "Joven, yo te lo mando: ¡Levántate!"
El muchacho se levantó... y se puso a hablar...
El Evangelio termina diciéndonos cómo Jesús se lo entregó
a su madre, y la gente alababa a Dios por cuanto acababan de presenciar...
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¿Cuántas mujeres (viudas, casadas, o madres solteras)
habrá por allí, llorando por sus hijos (ya difuntos o "muertos en
vida"), abrumadas, desanimadas, y sin encontrar consuelo?
Pues a cada una de ellas, también hoy Jesús se acerca y
les dice: "No llores"...
Recordemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz (Ver
Hb 4, 12), por ello, las de Jesús no se quedan en una mera "emisión de
voz", sino que trascienden a una concreta acción.
El Señor, acercándose a cada uno de estos
"difuntos", también les dirá:
"Joven, yo te lo mando: ¡Levántate!"
- Levántate tú, que sientes el peso de la
analfabetización, aun presenciando las aulas de clase, por el poco o nulo
compromiso de tus profesores.
- Levántate tú, que sobrevives con unos cuantos
mendrugos, a causa de la injusticia y de la tan mala distribución de las
riquezas que hay en nuestro País.
- Levántate tú, que has perdido la ilusión por la vida,
que crees que todo será mejor sin ti, que piensas que nadie te echará de menos,
y por eso estás a punto de rasgarte las venas...
- Levántate tú, que presa de las drogas, el alcohol, o la
pornografía, te comportas como un títere a merced de quienes, sin escrúpulos,
se han jugado a los dados tu suerte...
- Levántate tú, a quien en ninguna parte le dan trabajo
porque "no tiene la experiencia necesaria", y debes mantener, con tan
corta edad, a una esposa y a uno o dos pequeños...
- Levántate tú, a quien se le hizo fácil sacar una
tarjeta de crédito, y por más que lo intentaste, y por más puntual que quisiste
abonarle, ya nunca lograrás pagarla...
- Levántate tú, que vives confundido en tu identidad...
que no sabes si naciste o te hiciste... que estás por "salir del
clóset", pero... pero... pero...
- Levántate tú, que hace años que no vives tu fe, porque
alguna vez, en alguna ocasión, alguien te defraudó...
- Levántate tú, que has echado en saco roto los consejos
de tus padres y formadores, y decidiste andar con ese amigo o amiga que bien
sabes que no te conviene...
Y cada mujer, madre, o esposa de estos “difuntos”,
recibirá un consuelo pronto, pues Jesús tendrá misericordia…
El joven del Evangelio se levantó... y se puso a
hablar...
Si el Señor ordena... no hay de otra... hay que obedecerle...
Ya nos lo recuerda la Palabra de Dios: "La boca
habla de lo que está lleno el corazón" (Ver Mt 12, 34)...
Y es que si hemos sido testigos de las maravillas de
Dios... ¿Cómo callar?
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