viernes, 15 de julio de 2016

CRISTO - CRISTOLOGIA




“Y la vida eterna consiste en esto:
en que te conozcan a ti el único Dios verdadero,
y a Jesucristo tu enviado”
(Jn 17, 3)

Etimología

Los términos “Cristo” y “Cristología” comparten un lexema (una raíz) común: La palabra griega “xristós”, que puede traducirse como “el ungido”.

En latín, la palabra “ungere” = “ungir”, significa “elegir a alguien para un puesto o un cargo muy notable”, o también “elegir a alguien con una misión importante y definida”.

Aplicación del término

En hebreo, “Cristo” se dice “Mesías”. Pues bien, la concepción judía del “ungido” o del “entronizado” (de aquel que ha subido a un trono, o a una posición muy elevada, ostentando el poder político o religioso), proviene de una antigua creencia que establece que “ungir”, “untar”, u “olear”, a un objeto con aceite (y cuánto mejor si el aceite es “virgen” o fruto de la primera prensada de las aceitunas), le otorgaba cualidades extraordinarias, incluso sobrenaturales.

En la Palestina antigua, la costumbre de ungir (derramar aceite sobre la cabeza de los “elegidos”), se utilizaba para otorgarle potestad a un hombre concreto y se le consideraba “capacitado” para ejercer un cargo importante, como sacerdote, profeta o rey…

Los sacerdotes eran los “mediadores” entre Dios y la humanidad. A ellos les correspondía el culto y la celebración de los misterios de la fe judía.

Los reyes administraban la justicia, eran representantes de Dios y adquirían por medio de su elección una “dignidad sacerdotal”.

Los profetas eran los portavoces de la Palabra Divina, su acción de “mensajeros” de dichos misterios les ganaba cierto renombre y privilegios.

Así, sacerdotes, profetas y reyes, eran considerados “mesías”. Pero en la evolución del concepto “mesiánico”, los judíos esperaban no a muchos sino a un sólo “Mesías”, es decir, a un hombre que en sí mismo tuviera la particularidad de ser a la vez sacerdote, profeta y rey. En pocas palabras, el término “Cristo” se restringió al Redentor y Restaurador de la nación judía.

Sin embargo, no todos los judíos esperaban al mismo “Mesías”. Después del destierro en Babilonia se fueron acuñando, entre ciertos grupos representativos, diversas concepciones mesiánicas:

- Los Saduceos (descendientes de Sadoq), la estirpe sacerdotal, esperaban a un Mesías con “lujo y pompa”, capaz de celebrar una “liturgia especial”, un “culto cuidadoso”.
- Los Fariseos (los “piadosos”), esperaban a un Mesías que cumpliera e hiciera cumplir la ley, observando al pie de la letra lo que la Torá (la ley) prescribía.
- Los Esenios (especie de monjes o ermitaños), esperaban un Mesías que trajera un nuevo culto, un “renovador” de las leyes y costumbres judías.
- Los Zelotas (los “celosos”), esperaban un Mesías que trajera la libertad a su pueblo por medio de las armas.
- El Resto fiel (los “anawim” o los “pobrecitos de Dios”), esperaban un Mesías sufriente, un hombre que tomara sobre sí los crímenes de los demás.

En el Nuevo Testamento, la palabra “Cristo” se utiliza como nombre común y como nombre propio. En ambas expresiones aparece con o sin artículo (“El Cristo”).

Cuando se usa como nombre propio se designa a Jesús de Nazaret, el esperado pero no siempre reconocido Mesías de los judíos.

Cristología

La Cristología es la parte de la Teología cristiana (el estudio o el tratado de Dios) que dedica su estudio al papel que desempeña Jesús de Nazaret, desde los puntos de vista tanto humanos como divinos (pues se le reconoce como verdadero Dios y verdadero hombre), ostentando el título de “Cristo” o “Mesías”.

Algunos puntos clave de la cristología cristiana, y que paulatinamente desarrollaremos, son:

- La naturaleza humana de Jesús (Jesús, como hombre).
- La naturaleza divina de Jesús (Jesús, como Dios).
- La interrelación entre estas dos naturalezas, su interacción y su afectación mutua.

La cristología también abarca otras cuestiones, concernientes a la naturaleza de Dios, como la Santísima Trinidad, y el “resultado” que Jesús alcanzó para la humanidad al salvarnos.

En griego “Salvador” se dice “Soter”. Pues bien, la “Soteriología” (el estudio del Salvador), es también considerada Cristología, porque Jesús es nuestro Salvador.

Como podría esperarse, hay muchos puntos de vista cristológicos (tantos como las variantes existentes del cristianismo).

Los diferentes puntos de vista cristológicos han llevado a que sus miembros se acusen mutuamente de “herejes” o de “apóstatas”, si han abandonado la fe tradicional.

Incluso, esto ha llevado a que los seguidores de estas doctrinas, discrepando con sus opositores, lleguen a persecuciones, juicios y condenas… a veces, la cristología particular de una secta es su característica distintiva… en estos casos, a la secta se le conoce bajo la concepción cristológica que maneja (por ejemplo: “monofisismo” = “una sola naturaleza en Cristo”, “monotelismo” = “una sola voluntad en Cristo”, etc.).

No hay comentarios:

Publicar un comentario