miércoles, 27 de julio de 2016

VIDA "OCULTA" DE JESÚS




“Estén atentos, no sea que alguien los seduzca
por medio de filosofías o de estériles especulaciones
fundadas en tradiciones humanas o en poderes cósmicos,
pero no en Cristo…”
(Ver Col 2, 8)

Acostumbrados a lo “informal”

Nuestro pueblo, poco a poco, se ha ido acostumbrando a la “informalidad”. La “piratería” llena nuestros hogares: cosméticos, ropa, joyería, aparatos electrónicos, medicinas, herramientas, software, películas, zapatos, y un larguísimo etcétera, evitando impuestos, atrayendo clientes y ofreciendo “lo mismo pero más barato”.

La Sagrada Escritura también ha sufrido de esta “informalidad”. Mientras no se habían establecido cánones (reglas que marcaran seriamente qué libros sí podían considerarse “inspirados por Dios”), pululaban todo tipo de “libros sagrados”. Cabe aclarar, pues, que NO TODOS los libros que se escribieron con un tinte “religioso” aparecen en la Biblia, a estos libros se les llama “apócrifos”.

“Apócrifo” no es lo mismo que “Deuterocanónico”

Llamamos libros “Deuterocanónicos” a los que entraron al Canon (es decir, a la regla que marca qué libros sí son considerados inspirados por Dios, y que por tal motivo están en la Sagrada Escritura) en una segunda (“deutero”) oportunidad.

Por otro lado, hay algunos libros que, aun queriendo ser textos inspirados, pareciéndose a los originales, por causas internas (contenido errado, vocabulario insano, etc.) o externas (como el tiempo de composición), no han sido aprobados para formar parte de la Biblia.

Algunos de estos libros son tan antiguos, o incluso anteriores a los canónicos, pero basta un estudio más serio y profundo de los mismos, para darse cuenta del por qué no están en la Sagrada Escritura.

De los Deuterocanónicos y Apócrifos del Antiguo Testamento

La autenticidad de ciertos libros fue cuestionada por algunas comunidades, en algún tiempo. La razón principal por la que no se les aceptaba (y que por tal motivo se les consideró “apócrifos”, es decir “escondidos” o “puestos aparte”) era porque habían sido escritos no en hebreo (la lengua común y oficial del culto y del Templo), sino en griego, idioma que poco a poco iba haciéndose popular, y que usaban más comúnmente los judíos de la “diáspora” - de la “dispersión” -, quienes residían principalmente en Alejandría (el Norte de África), y que por estar inmersos en otra cultura, en otro ambiente, con otros pobladores, necesitaban tener sus escrituras en un idioma más comprensible.

Siete libros del Antiguo Testamento no fueron escritos en hebreo, y por tal motivo están fuera de la biblia hebrea (el “tanak”) y de las biblias protestantes que siguieron este canon:

- Eclesiástico.
- 1 de Macabeos.
- 2 de Macabeos.
- Judit.
- Tobías.
- Sabiduría.
- Baruc.

Sin embargo, la Iglesia católica, retomando la traducción bíblica de la Vulgata latina (traducida por San Jerónimo hacia el Siglo V) y la Septuaginta griega (anterior a la Vulgata, traducción del Siglo III a.C.), sí consideró estos libros como inspirados pero, como veíamos, luego de un proceso de selección y autenticidad.

Analicemos solo tres de los libros apócrifos del Antiguo Testamento (no son todos):

a) El Apocalipsis de Abraham

Es un texto de revelación que toma en cuenta a la figura del padre en la fe del pueblo de Israel. Trata acerca de la conversión que tuvo el patriarca de su fe politeísta (creyendo en muchos dioses) al monoteísmo (creyendo en un único y verdadero Dios). Posteriormente en él se habla también de la purificación del Templo de Jerusalén del culto idolátrico (y como puede verse, este punto es sumamente anacrónico, está muy fuera de tiempo).

b) El libro de Henoc

El texto toma en cuenta al bisabuelo de Noé (el protagonista del diluvio universal). Se creé que fue escrito por varios autores entre los siglos III y I a.C. Es un librito que trata diversos temas, entre ellos el juicio, los vigilantes (semidioses gigantes), parábolas mesiánicas, sueños apocalípticos y cartas del protagonista.

Tuvo mucha influencia entre los cristianos del primer siglo y no podemos negar su aprecio entre los hagiógrafos neo testamentarios, retomándolo en algunos pasajes (por ejemplo: Jud 14 – 16; 2 Pe 2, 4). Sin embargo, por varias razones, fue apartado del canon definitivamente en el siglo IV d.C.

c) El libro de los Jubileos

El texto fue escrito al parecer en hebreo, originalmente, y data del año 100 a.C. aproximadamente.

Su objetivo es defender un antiguo calendario. Al parecer esto no traería mayores complicaciones, sin embargo, sí que las tendría si se analizaran las fechas pascuales (es decir, de la pasión, muerte y resurrección de Cristo).  Si se tomara en cuenta este calendario, la Pascua cambiaría cada año de día de semana…

Otros libros apócrifos del Antiguo Testamento son: El Apocalipsis de Baruc, el Apocalipsis de Esdras, las Odas de Salomón, el libro de Susana, el Testamento de los Doce Patriarcas, etc.

Evangelios Apócrifos

Los evangelios “canónicos” (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) conservan un estilo propio de la predicación apostólica: prudente, mesurada, carente de adornos.

Algunos autores (incluso contemporáneos de los apóstoles) redactaron otros escritos distintos. En los evangelios apócrifos, se pueden encontrar relatos de abundante fantasía (exagerando fortísimamente: en algunos de ellos, por ejemplo, Jesús realizaba milagros mucho más numerosos y extravagantes), o con doctrinas diferentes de las transmitidas en los evangelios canónicos, o enseñanzas misteriosas, reservadas a unos pocos (con tinte “gnóstico” o “de conocimiento reservado”).

De los Apócrifos del Nuevo Testamento

Existen más de 50 escritos, enumeramos aquí los de mayor renombre:

- Evangelio de Felipe.
- Evangelio de Tomás.
- Evangelio de Marción.
- Evangelio de María Magdalena.
- Evangelio de Judas. 
- Evangelios de la Infancia de Tomás.
- Evangelio de la Natividad de María.
- Evangelio de Bartolomé.
- Protoevangelio de Santiago. 
- Evangelio de Nicodemo.
- Evangelio de Bernabé.
- Evangelio de la Venganza del Salvador.

Conclusión

Como adelantábamos en la cita que iluminó nuestro tema, hay que “estar atentos”, porque en ocasiones se presenta “lo mismo, pero más barato”…

El cine ha estado editando últimamente filmes con tinte “apócrifo”, mezclando la verdad con mentiras o presentando verdades a medias, o poniendo como reales eventos que tienen que ver con la Escritura y que nunca se les ha considerado históricos…

No nos dejemos engañar, sólo la Biblia es “luz para nuestros pasos” (Ver Sal 159, 107).

No hay comentarios:

Publicar un comentario