“Los frutos del Espíritu son:
Amor, alegría, paz, tolerancia,
amabilidad, bondad, fe,
mansedumbre y dominio de sí mismo…”
(Ver Gal 5, 22 - 23)
Frutos
Un fruto, desde el punto de vista de la botánica, es un “órgano
que procede de la flor, o de alguna de sus partes, y que contiene las semillas
hasta que se maduren y luego contribuye a diseminarlas…”
Así, podemos comprender que los “frutos del Espíritu
Santo” pretenden “extender” la semilla del Reino de Dios, primero en quien las
recibe, y por él, a todos los hombres.
Frutos del
Espíritu Santo
En la teología cristiana se entiende por “frutos del
Espíritu Santo”, una serie de hábitos que producen alegría en quien los
practica y es extensiva para quien los comparta.
Los frutos son producto de los dones del Espíritu Santo,
y aunque la Carta a los Gálatas enumera sólo nueve, la tradición ha acuñado los
siguientes doce:
1. Caridad (también
llamada “Amor”)
Siendo el mejor y el más perfecto de los dones o carismas
(Ver 1 Co 13), se enumera como el primero de los frutos del Espíritu Santo. Se
entiende como el “acto de amor que se tiene por sobre todas las cosas a Dios, y
como complemento de éste, el amor al prójimo y a uno mismo”.
2. Gozo (también
llamado “Alegría”)
Se entiende como el “reposo o contento que se encuentra
en el goce de los bienes poseídos”, sean espirituales o materiales.
3. Paz
“Estado de serenidad, de tranquilidad o de quietud,
contrario a la angustia, la guerra o la violencia de cualquier tipo”.
4. Paciencia (también
llamada “tolerancia”)
En un “estado que modera la tristeza”. Se entiende como
una sana “aceptación de las diversidades”, sean de cualquier ámbito: social,
económico, político, etc.
5. Longanimidad (también
llamada “perseverancia”)
Es una gracia especial que “impide el aburrimiento o la
pena que proviene del bien que se espera o de la lentitud o duración de un mal
que se sufre o padece”. Quien lo posee actúa con “alma grande”.
6. Bondad
Se trata de la “dulzura o rectitud de ánimo”; se entiende
como “inclinación que nos lleva a ocuparnos de los demás y a participarles de
lo que uno tiene”.
7. Benignidad (también
llamada “amabilidad”)
Es la gracia que nos lleva a “relacionarnos y tratar a
los demás con gusto, cordialmente, y con alegría”. Se entiende como la
“capacidad o potencia de ser amados por los demás”.
8. Mansedumbre
Nos ayuda a “refrenar la ira y tener dulzura en el trato
con el prójimo”. Es una forma de templanza y evita todo movimiento desordenado
de resentimiento ante el comportamiento de los demás.
9. Fe
Se trata de la “exacta fidelidad en el cumplimiento de lo
prometido”. Es una gracia especial que nos ayuda a “permanecer siempre fieles”
en lo que hemos asimilado como verdadero, justo y honesto.
10. Modestia (también
llamada “dominio de sí mismo”)
Se entiende como la “moderación o control que se
ejerce sobre uno mismo”, evitando la “rienda suelta” ante lo que se experimenta
o se vive.
11. Continencia (también
llamada “templanza”)
“Modera los deleites de los sentidos”. Gracia especial
que nos ayuda a sabernos contener ante lo que se nos presenta como “agradable
pero perjudicial” (cualquier repetición de actos que podría convertirse en
vicio).
12. Castidad
Se entiende como la virtud que nos ayuda a “moderar los
sentimientos impuros”, y a vivir en plenitud según el estado que se ha escogido como vocación.
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